El Domingo de Resurrección es uno de los días más grandes del cristianismo, pues representa la victoria de Jesucristo sobre la muerte. Posiblemente, en nuestro país de influencia principalmente católica, pasa un poco desapercibido este día y ser más un día de descaso de las procesiones de Semana Santa, ya que hay otros acontecimientos a los que les damos más relevancia, como el Domingo de Ramos, o la madrugada del Jueves Santo. Sin embargo, los Cristianos Ortodoxos (orientales) consideran este día el más importante del año cristiano.

En este año 2021, como cada cuatro, coincide nuestra Semana Santa con la de los Ortodoxos y os traigo alguna coincidencia más. Concretamente hablaremos del pan con huevo. Esta elaboración, que en muchas zonas de Andalucía se elabora en esta época y que recibe diversos nombres, según su ubicación, aunque quizás el más popular es el de Hornazo u Hornazo de Pascua. También, son diversas las formas de elaborarlo, simplemente coincidiendo en que es un «pan» o torta, que lleva un huevo en el centro, que se hornea en la elaboración. El resultado es este curioso pan con un huevo duro en el centro.

¿De dónde viene esta elaboración? es difícil saberlo, aunque en muchos pueblos son elaboraciones de tradición familiar. Buscando orígenes, tal vez tenga algo en común con otros hechos, como el que en algunas iglesias y ermitas de pueblos recónditos, encontremos Vírgenes Bizantinas; o bien porqué en cuaresma, algunas familias echan vinagre a las lentejas. Esta última, es una costumbre típica de cristianos ortodoxos para el Viernes Santo, ya que representan las lágrimas de sangre (lentejas) que derramó la virgen, al ver a su hijo crucificado; el vinagre, representa lo que le dieron a Jesús en la cruz, que realmente era posca, la bebida de los legionarios, que hacían con agua y vinagre (una isotónica en toda regla). ¡Orígenes ortodoxos en nuestra tierra!

Con el hornazo, encontramos un muevo paralelismo con los cristianos ortodoxos, pues es lo que ellos llaman Kulich o Pan de Pascua. Un pan dulce en el que introducen, o acompañan de, un huevo, normalmente coloreado o que se coloreará a posteriori. Precisamente estos huevos cocidos coloreados han tomado mucha fama en todo el mundo y por Pascua se suelen consumir. Si bien en su versión de huevos de chocolate, como es el caso de Mona catalana.

Pero volvamos a los ortodoxos, pues la costumbre es hacer este plato el Jueves Santo (o la víspera) y consumirlo en ese mismo día, o al día siguiente. Podríamos considerar que es una representación del pan de consagrar de la Santa Cena, pero no es realmente un Prosphoron, que sería el pan usado en la liturgia (equivalente a nuestra hostia consagrada). La diferencia es que el Prosphoron no puede llevar huevos, azúcar u otro ingrediente diferente a la harina, sal, agua y levadura. Sí, levadura, pues el pan de consagrar Ortodoxo es un pan fermentado, que en su segunda fermentación (una vez dada la forma de panecillo), se le pone el típico sello que representa a la Virgen, las castas angélicas y por supuesto la leyenda ICXC (Jesucristo) NIKA (vencedor). Recordemos que el usar pan fermentado o ácimo fue una de las tres causas del Cisma entre Ortodoxos y Católicos en 1045 (además del origen del Espíritu Santo y el celibato clerical).

Por tanto, el Kulich es un pan especial, que consumir en este día tan señalado del Jueves a Viernes Santos.

Pero el huevo duro no pueden comérselo, pues la cuaresma ortodoxa, periodo que anteceden al Domingo de Resurrección, es de una vigilia muy severa que impide tomar ningún alimento de origen animal. Es decir, son veganos por 40 días (realmente por 135 días, pues tienen otro ayuno de 40 días en Adviento y otros de menor duración a lo largo del año).

¿Qué hacen con los huevos los ortodoxos?  Los suelen pintar cuando los sacan del Kulich (Jueves Santo), principalmente de rojo, pues simbolizando la sangre derramada de Jesucristo, aunque actualmente se usa cualquier color. Se guardan para el Domingo de Resurrección, en que se sale a la calle con el huevo en la mano y se busca a un vecino o familiar. Primero se intercambia el huevo con el vecino, diciendo «Cristo ha resucitado», este nos lo devuelve diciendo «En verdad ha resucitado» y a partir de ese momento, se encierra el huevo en la mano, normalmente se deja sobresalir la punta más afilada del huevo fuera del puño y golpeamos ésta fuertemente (chuquear) con la del huevo del vecino. Al que se le rompe el huevo, ha conseguido su objetivo, ya que el huevo roto representa la ruptura del sello del sepulcro de Jesucristo. A quién le queda intacto tiene que buscar otro compañero con el que chuquear (chocar los huevos).  Si no queda nadie con quién chuquear, podemos repetir la acción con alguien que aunque tenga la punta rota, por otra zona del huevo le quede intacta. Al final, no suelen parar hasta haber «destrozado» la cáscara de huevo.

Lógicamente, esto son tradiciones, no mandatos religiosos. Por otra parte, la Iglesia Ortodoxa, tiene menor cohesión en tradiciones, pues en cada país tiene su propio Patriarca que goza de bastante autonomía, aunque se reconoce la ascendencia del Patriarca Supremo de Estambul). Esto hace que lo relatado de los huevos de resurrección pueda variar notablemente de uno países ortodoxos a otros, pero la esencia es muy parecida.

Es curioso que en algunos países, como Alemania, se vendan huevos cocidos en tiendas, o supermercados, con vistosos colores, para diferenciarlos de los crudos. ¿Habrá de nuevo alguna relación?

Si además de cuestiones culturales, nos interesa la composición nutricional de este producto os dejo la ficha en Facebook.

Hornazo de pascua 242 g
Una bomba calórica, muy típica de estos días.

Publicado por Cátedra de Gastronomía de Andalucía en Domingo, 4 de abril de 2021

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