Cocina tailandesa
Haciendo cocina tailandesa

Hace unos días, asistí a un taller de cocina tailandesa, de la mano de Miriam Cózar en el restaurante «Mi taller de tu cocina». En principio, esperaba encontrar algo parecido a lo que suele ser cualquier taller de cocina, o evento gastronómico, y me quedé impresionado por lo que suponía esta puntita del iceberg del proyecto al que me estaba asomando. El restaurante se encuentra dentro del complejo de viviendas para mayores de Vincorsa, donde personas que están jubiladas, pueden disfrutar de una vivienda digna y compartir servicios entre coetáneos. Entre estos servicios se encuentra el restaurante. Realmente dos restaurantes unidos por una cocina común (enorme) que prepara comidas a un precio más que razonable para los mayores del complejo y para todo aquel mayor de 65 años, que se acerque a comer. Al otro lado de la cocina, se encuentra el taller de tu cocina, otro restaurante, este ya abierto a cualquier público y con los servicios habituales, desde desayunos, almuerzos y cenas a la carta, de menú, tapeo… y los talleres de cocina, de los más variados y para los públicos más diversos. El nuestro, temporalmente a caballo entre dos grupos de alumnos de cocina franceses que están aprendiendo con Miriam cocina española.

Los beneficios de el taller de tu cocina, revierten en poder temer unos precios asequibles para los mayores. Con lo cual podríamos decir que se convierten en dos restaurantes simbióticos, ya que el de mayores da cobijo al taller y este último mantiene en cierta medida al primero. ¡Toda una prueba de solidaridad e ingenio! Pero el ecologismo no quedan en el símil, pues su cocina es una auténtica apuesta por el producto natural, diferenciado y en la medida de lo posible cultivado por ellos mismos, o procedente de agricultores cercanos y respetuosos con el medio ambiente.

Pero centrándonos ya en el contenido del  propio taller al que asistí de cocina tailandesa, partimos de una puesta en situación para conocer el país, su cocina, incluso diferenciada por regiones e influencias, que iba relatando Miriam, ante una mesa llena de ingredientes y de emociones (escritas al rededor de la mesa y sentidas). Mientras tanto, sobre nuestras cabezas una proyección de imágenes de Tailandia. A partir de ahí, el reparto de tareas (recetas) que fuimos elaborando individualmente, aunque de vez en cuando nos echábamos una mano, para terminar de cocinarlas juntos, conociendo que habían hecho los demás.

Los platos elaborados fueron:

Fotos de evento
Fotos del evento

Todos ellos con ingredientes, algunos muy peculiares y exóticos como los currys frescos, aceites de sésamo, cacahuete, soja, brotes, salsas, jenibre, shitake, etc.  Otros asimilados, buscando sustituir los originales, por lo que se puede encontrar en España, pero buscando el punto de aproximación al original, mediante la combinación de ingredientes. Y por último los más cotidianos, como plátanos, calabacines o espárragos, pero incluso en su sencillez, diferenciados por su carácter local, ecológico e incluso fruto del propio cultivo de Miriam.

Tras la elaboración de los platos, los comimos en una opípara y variada cena, de la que obviamente sobró por lo abundante.

Antes de irme, dejé en su muro la palabra que me había inspirado el evento «simbiótica», aunque lo cierto es que me pasaron muchas más por la mente que ya estaban en  la decenas de palabras ya reflejadas, que recogían también el espíritu del taller y su profesora, Miriam: paz, armonía, amistad, sosiego… elementos que se respiran y se siente durante todo el tiempo… lejos de los reproches y hasta insultos que estamos acostumbrados a ver en los realitys de cocina de la tele, como en león come gamba o las pesadillas en la cocina.

Habrá que estar atentos a los nuevos talleres y a las actividades solidarias en su próxima página web y de momento en su Facebook.

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